Después de un largo período enfrentando el tratamiento de cáncer, la mujer está lista para volver al mercado de trabajo. Sin embargo, la recolocación, que debería ser motivo de mucha alegría y superación, se transforma, muchas veces, en otro desafío.
Pesen todos los avances médicos y victorias de las pacientes, la sociedad aún no logra acceptar con naturalidad las personas que se enfrentaron a la enfermedad. Así, tanto los gestores como el equipo de trabajo pueden perjudicar el retorno a las actividades profesionales.
En este post vamos presentar los principales desafíos para la recolocación de mujeres que han tenido cáncer en el mercado de trabajo.
Prejuicio de gestores y colegas
Al regresar al trabajo, las mujeres que pasaron por el tratamiento de cáncer pueden ser víctimas de prejuicio. Esto porque la empresa puede asociar que la productividad de la profesional va a disminuir a causa de la enfermedad, ya que pueden ocurrir exámenes y consultas médicas en las horas del expediente. Puede todavía suponer que ella está debilitada física y emocionalmente, lo que perjudicará sus actividades.
La mujer necesita colocarse, demostrar que está apta para realizar sus funciones y que ella tiene el derecho de trabajar y realizar el post-tratamiento – con el debido acompañamiento médico, siempre que sea necesario.
Restricciones del cuerpo
La profesional puede todavía estar insegura en volver a trabajar en razón de las restricciones físicas, como el pelo que aún está corto, la ganancia o la pérdida de peso derivada de la quimioterapia o alguna limitación física debido a una cirugía.
Sin embargo, el trabajo sólo hará bien a la mujer. Por eso, es importante que ella hable con la empresa y solicite readecuación de actividades o de mobiliario debido a alguna dificultad física. También debe pedir que haga pequeñas pausas durante el expediente hasta que esté totalmente recuperada.
Dificultad en la reintegración com el equipo
Dependiente del tiempo de alejamiento, la mujer tendrá que convivir con nuevos profesionales y mismo acostumbrarse a nuevas rutinas y actividades. Por eso, es fundamental pedir ayuda a los colegas en esa adaptación.
La gente no se da cuenta, pero se quedan con sentimiento de pena por quien pasó por un tratamiento de cáncer. Así, la mujer debe estar preparada para ello al reincorporarse al equipo.
En esos casos, lo mejor es conversar francamente y hablar de su lucha y superación para que se den cuenta de que pena no es lo que ella necesita en ese momento.
Falta de apoyo de la empresa
Por último, la profesional puede decepcionarse por la falta de apoyo de la empresa a su regreso. Puede que la presionen para dimitir o incluso que sea dispensada tan pronto vuelva al trabajo. Es importante estar atenta a casos de dimisión discriminatoria y buscar un abogado o la Defensoría Pública para garantir sus derechos.
La reinserción en el mercado de trabajo para la mujer que se enfrentó al tratamiento del cáncer no suele ser fácil. Ella debe se preparar para lidiar con el prejuicio y demostrar seguridad al realizar sus actividades. En esa hora, debe pensar que lo más difícil ya lo há vencido, la lucha contra la enfermedad!
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